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La casa de verano

  Hace poco leí en un periódico una frase que, a mi entender, define muy bien la novela de Matsuie: « Sí, los hechos son importantes, pero la esencia de la vida se encuentra en lo colateral ». Porque, si bien en  La casa de verano  encontramos mucha arquitectura (a veces parece más un ensayo que una novela) y una naturaleza magníficamente representada, tanto por el Asama-yama (uno de los volcanes más activos de Japón), como por la infinidad de pájaros y plantas que circundan la casa que ha construído Shunsuke Murai en torno a un árbol katsura (árbol de nombre impronunciable Cercidiphylum japonicum pero de una belleza sobrecogedora), lo cierto es que son los pequeños detalles, los detalles más insignificantes, los que dan forma a esta novela que en realidad habla del paso del tiempo y de la belleza de lo cotidiano...entre otras muchas cosas. Los cuadernos de dibujo que año tras año concluye Sakanishi, la marca de los lapiceros que cada uno de los componentes del equipo uti...

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