El marino que perdió la gracia del mar
La vida en la mar es dura, ningún marinero que pudiera elegir elegiría la soledad de su inmesidad. Por eso, cuando a alguien le ofrecen la oportunidad de cambiar esa vida, de tener una familia y un hogar al que poder volver, es fácil tomar la decisión acertada. Ryuji lo acepta, Fusako está deseando tenerle para siempre, a sabiendas de que la libertad que la mar le proporciona ella no se la va a poder ofrecer.
Para Noboru, el hijo adolescente de Fusako, esa maniobra implica la perdida de su libertad y el desencanto que siente por el mundo que le rodea (agudizado por sus amistades, tanto o más desencantados que él) no hará más que incrementarse, haciendo que la existencia de su pandilla y sus normas se conviertan en su única razón de ser. Muy peligroso, sin duda, sobre todo si el Jefe es tan cruel como parece.
"No existe nada parecido a un padre bueno, pues el papel de padre es malo en sí mismo".
Maldad, no se me ocurre una palabra más acertada para definir a este personaje, el Jefe, que a pesar de su corta edad, es un adolescente más de la pandilla de Noboru, tiene ya muy claras ciertas cosas con respecto a sus propios camaradas, pero sobre todo con respecto a los adultos a los que odia de un modo profundo. Pobre Ryuji si se topara con él o con cualquiera de los otros... ¿incluído el que pronto se convertirá en su hijastro? Pobre, si, hubiera estado más tranquilo en su soledad, su barco, su mar.
"El mar, para un hombre encerrado todo el tiempo en un barco de acero, es algo parecido a una mujer. Le son familiares sus tormentas y sus calmas, o sus caprichos, o la belleza de su seno al reflejar el sol poniente".
Más le hubiera valido quedarse en la mar añorando a esa mujer, ese hogar, esa familia, porque Noboru y los suyos no le van a dejar tranquilo. ¿Por qué? Porque pueden supongo que sería la respuesta. Maldad, es que hay tanta maldad en esta novela...
"Código penal, artículo 14: Los actos de menores de catorce años no son punibles por la ley".
Maldad, admiración, impunidad, amor, pasión, sordidez, crueldad... Mishima es un genio hablando sobre las pasiones humanas. Y el final... El final es tremendo, de lo mejor que yo he leído en mi vida. No recuerdo que un final me dejase tan impactada. Se veía venir, pero... Es el modo como lo describe, lo sugiere...
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