El primer café del día

 

Erase una vez un café en Hakodate donde las personas pueden viajar en el tiempo y confiar en que la vida les regale aquello con lo que nunca se atrevieron a soñar... ¿Perdón? ¿Amor? ¿Resignación? ¿Olvido?

Este podría ser el resumen de esta historia (tercera entrega de Antes de que se enfríe el café) que incide en el tema de los viajes en el tiempo para recuperar esos momentos que no se pudieron aprovechar y tanto se echan en falta cuando ya es imposible... O tal vez no. Porque aunque la realidad presente no cambie lo cierto es que los seres humanos se quedan mucho más conformes sabiéndose con la conciencia tranquila.

"Si tan solo se tratara de viajar al pasado, cualquiera lo haría, pero esta cafetería escoge a las personas... Por sus reglas... Y algunas personas oyen las reglas y se dan por vencidas. Pero quienes están decididos a viajar en el tiempo, a pesar de las reglas, tienen una razón para hacerlo. No importa cuál sea. Si hay alguien a quien deben o deberían ver... aunque la realidad presente no cambie... entonces eso es lo único que importa"

Para cada uno de los protagonistas, la hija, el cómico, la hermana, el joven, tener la oportunidad de volver a ese momento del pasado que puede "cambiar" su actitud del presente es muy distinto. La hija se siente abandonada, el cómico quiere evitar que su amigo se suicide, la hermana no asume la muerte, el joven no se atreve a mostrar sus sentimientos... Todos tienen, tenemos, motivos para volver y hacer las cosas de otro modo. Ojalá fuera tan sencillo como sentarse en una cafetería, tomar una taza de café y antes de que se enfríe haber podido mostrar más ternura, compasión, respeto o amor... Pero me temo que no lo es.

Una lectura amable, aunque repetitiva en ocasiones, y conmovedora sin llegar a la ñoñería. 

El primer café del día (Toshikazu Kawaguchi. Plaza & Janés 2024)

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