Cuadernos perdidos de Japón

 

Mezcla de estilos (cuaderno de viaje, diario, libro de citas), compendio de datos (economía, política, demografía), y de materiales (un par de cartas entre Yasunari Kawabata y Yukio Mishima, párrafos literarios, o una lista de pájaros) Es original, diferente, no es un cuaderno de viaje al uso, de hecho su autora quiso alejarse de ese concepto, "...voy a pensar en otra estructura que no sea la convencional del género de viaje, que no suene viejuno (...) reivindico al viajero como alguien errático, que comete errores, que salta de un viaje a otro, que no aprende, que se confunde, y que habla de lo que no sabe. Y he querido también experimentar con el lenguaje, darle un sentido musical, jugar con el ritmo, con las repeticiones" (El País. Jacinto Antón. 23 Junio 2021)

Al principio desconcierta, lo reconozco, pero a medida que vas leyendo sus andanzas por el país nipón, el modo que tiene de compartir lo que siente, lo que piensa... no sólo su situación en el momento del viaje, sus debilidades, esperanzas, inseguridades, deseos. Todo forma parte del libro, de la entrega. Y descubres que le encantan los baños termales, onsen, quizá porque en ellos puede dejar de ser ella misma, y se puede diluir con el agua. Prefiere Lo bello y lo triste de Kawabata antes que otros títulos. Se hace preguntas, a veces absurdas, que no tendrían respuesta rápida, las abandona. ¿Qué fue antes. el jardín, las puertas correderas o los biombos? Le disgusta la excentricidad, el exceso, de la isla de Naoshima. A veces encuentra que Occidente y Oriente no están tan alejados, como esos pastelillos que puedes encontrar en cualquier pastelería de Zaragoza... El viaje sigue su curso, pero la vida no se detiene: la enfermedad de su madre, una reunión con su editor, la presencia de cucarachas en una papelera, o las dos mejores sopas que ha comido nunca.

Política, economía, historia, literatura, arte, gastronomía, el Genji, Kawabata, Mishima, geishas, el Paseo del Filósofo de Kioto, el Fuji, Basho... "El acierto de Japón es encontrar la belleza en lo corriente y lo normal." Confiesa haber leído mucho sobre Japón, y eso se nota, quizá haya querido intentar hacer lo mismo, atrapar la belleza, escribirla, aunque tenga que hablar de pobreza o pornografía, de calles atestadas e inmensos edificios. Y prueba de ello son las preciosas frases que se cuelan entre trenes, hoteles y cervezas. "Cuando veo una flor, ella también me ve a mi".

Solo cabe disfrutar de un trayecto (en realidad fueron dos viajes, 2009 y 2018) repleto de sensibilidad y documentado magníficamente. Un autentico placer viajar así.

(Cuadernos perdidos de Japón. Patricia Almarcegui. Candaya 2021)

Templo Jojakko-ji


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