La vida enmascarada del señor de Musashi

 

Tratándose de Tanizaki esta obra, reconstrucción de un personaje histórico ficticio, no podía ser la típica narración de una serie de hechos, más o menos trascendentales, de la vida del protagonista, Terukatsu, futuro señor de Musashi. El autor, acostumbrado a tratar temas "escabrosos", no podía dejar pasar la oportunidad de hacer que este personaje del siglo XVI japonés (la documentación en la que se basa son dos obras inventadas por el escritor: Escritos de la monja Myokaku, y Memorias de Doami, a quienes recurren constantemente durante toda la historia, dando así sensación de mayor credibilidad) tuviera unos gustos sexuales alejados, podríamos decir, de todo lo convencional, en el que mucho tienen que ver una cabeza cortada (muy habituales en la época debido a las continuas luchas entre clanes) lavada por una mujer. Y es que el joven aspirante a sanguinario samurai más que sentirse atraído por la belleza o la sensualidad siempre sentirá una atracción insana por lo insólito.

En la vida de Terukatsu aparece, de manera muy temprana, la necesidad de todo samurai que se precie de cortar alguna cabeza enemiga, y de este modo con tan solo doce años, el en esos momentos llamado Hoshimaru, se interna en las líneas enemigas y mata a un general enemigo mientras éste duerme. Aunque su intención, por muy extraña que pueda parecer, no era propiamente la heroicidad en si misma, sino la consecución de una cabeza para poder cortarle la nariz. A las cabezas de tal guisa se les llama "cabezas femeninas", y él se obsesiona con ellas, hasta el punto de, a tan corta edad, tratar de conseguir una. 

El ensimismamiento que el adolescente siente, cuando observa como unas manos blancas y delicadas lavan esas cabezas cortadas de los enemigos para ser exhibidas como trofeos, es de tal envergadura que el resto de su vida sentirá una fuerte excitación recordando esa visión, y no descansará hasta volver a conseguir algo similar siendo el pobre (por llamarlo de algún modo) Norishige Tsukuma, señor al que servirá pasado el tiempo, el destinatario de sentir en sus propias carnes la destreza de su espada. Terukatsu está enamorado de la mujer de Norishige, Kikyo, al recordarle aquella primera visión, y siendo ésta la hija del primer hombre que mató y rebanó la nariz, se empeña en conseguir sus favores para de ese modo humillar a su señor y seguir manteniendo viva su fascinación. A pesar de que él mismo admite la negatividad de este hecho en el transcurso de su existencia.

"Pensándolo bien, toda la desgracia de mi vida se debe a que el rostro de aquella muchacha se quedó grabado en mi corazón desde esa noche, y ni de noche ni de día pude borrarlo de allí."

La sucesión de percances de Norishige (acabará desfigurado totalmente) no dejan de tener su gracia, pues la forma de contarlo de Tanizaki, como acostumbra, está repleta de sarcasmo. También es habitual en el autor el tema escatológico, por lo que no sorprende que la presencia de unos retretes de mucho juego en el desenlace de la historia, que no es sino parte de la corta historia (murió con cuarenta y dos años) de este estrambótico personaje...de ficción.

La vida enmascarada del señor de Musashi (Tanizaki Junichiro. Satori 2016)

Comentarios