Crónicas de una diosa


 "Nací y crecí en un lugar remotamente alejado al sur del país de Yamato, en una diminuta isla situada en el extremo oriental de un archipiélago"

Una cruel historia, la de esta joven que apenas cumplidos los dieciséis descubre que su destino es ser sacerdotisa de los muertos, mientras su hermana Kamikuu se convierte en la gran sacerdotisa de la diminuta isla en la que viven. Así se cumplirán las estrictas leyes que gobiernan en "esas bellísimas playas de arena blanca  de coral que brillaban con la luz del sol" y cuya belleza parece irreal (esta descripción hace pensar en las maravillosas playas de Okinawa)

Una hermana es ying, la otra yang, como la vida y la muerte, la noche y el día, la dualidad debe existir siempre. A Namina le ha tocado la peor parte, ¿acaso el papel de la gran sacerdotisa es mejor? Ambas tienen su vida supeditada: la una siendo engendradora de vida, la otra cuidando que los muertos no dificulten la vida de los vivos. Terrible historia, terrible isla, terrible vida.

"La mayor vela por el día, y la segunda vela por la noche y su deber es controlar el fondo del mar. La vertiente nocturna de la isla es el mundo donde habitan los muertos. La hija mayor debe asegurar la continuidad del linaje y dar a luz a una niña. El linaje de la segunda hija acaba con ella y no podrá unirse a un hombre."

Pero Namina no está dispuesta a que las leyes, o los dioses, decidan por ella, y cuando conoce a Mahito, perteneciente al clan de las Tortugas Marinas, a pesar de que éste sea un marginado de la sociedad, por la maldición que pesa sobre su clan, ve en su amor la salvación a su cruel destino. Sin embargo, en este caso será el hombre y no los dioses, el que decidirá cual debe ser su trágico final...y aquí es donde en realidad comienza la historia, pues ella se convierte en la sacerdotisa de la diosa Izanami, y ésta le contará como acabó confinada en el mundo de ultratumba.

Izanami e Izanagi los dos dioses creadores del mundo según la mitología japonesa, son los coprotagonistas de esta inusual novela de Natsuo Kirino que nos tiene más acostumbrados a la novela policíaca o de misterio (Out y Grotesco son los otros dos títulos traducidos al español)

La autora utiliza el mito de la creación para elaborar su historia. Parte de un personaje (Namina) y a partir de ahí desgrana su historia, enlazándola con la historia de los dioses creadores, sin duda todo un acierto. La mitología japonesa es un sistema complejo de creencias, con una ingente cantidad de dioses (kami) a los que sumar la conjunción de mitos, costumbres, y leyendas de la cultura china, budista, además de creencias populares propias. Si queréis saber más sobre este tema os recomiendo leer Kojiki. Crónicas de antiguos hechos de Japón. Traducción de Carlos Rubio y Rumi Tani Moratalla. Madrid:Trotta 2012 Catálogo

Pero no sólo de mitología habla Crónicas de una diosa, también habla de amor, del amor entre dioses, entre humanos. Y cuando el amor hace acto de presencia, ya se sabe, aparecen otras pasiones, tanto humanas como divinas: celos, envidia, rabia, ira, miedo, desesperación... Amor, a fin de cuentas.

                               "En la isla donde anidan los patos que llegan de alta mar,
                                yo te seduje y yacimos juntos.
                                Siempre te recordaré amada mía,
                                hasta el fin de los días."

(Tit: Crónicas de una diosa. Natsuo Kirino. Barcelona: Duomo, 2013)




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